y lanzarme sin paracaídas hacia tus brazos,
y entonces,
aunque sea por un momento,
verme ligero,
libre de miedos
y lleno de ti.
No hubiera dudado en ponerle tu nombre a mis domingos,
y verlos envejecer cogidos del brazo,
moldeando mis sueños a tu forma exacta,
y perderme en ti,
para encontrar mi vida.
No hubiera dudado en arriesgar hasta lo prestado,
y llenar tantas habitaciones vacías con tus abrazos,
colorear el rincón de las dudas con tus besos,
y volar,
sobre todo volar.
No hubiera dudado en abrazar tu locura,
admirar tus imperfecciones,
soportar tus lunes,
y regalarte mis noches.
No hubiera dudado en escucharte en mis poemas,
bebernos en un grito,
y maldecir a nuestros fantasmas.
Llenarnos de tanto vértigo,
que el amarte sea una locura sin marcha atrás.
No hubiera dudado...
en elegirte a ti
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