martes, 26 de febrero de 2019

¿Olores o dolores?

Hay recuerdos que se reinventan,
que se recuerdan por olores,
en vez de por dolores,
y te hacen volver a caer en la misma piel.

Hay recuerdos que vuelven a ti,
que se presentan una tarde de lluvia,
o una mañana con sol, 
preguntándote si eran tan malos como parecían,
si las marcas de tu espalda eran cicatrices,
o si tal vez eran huellas...

Hay recuerdos que vuelven a susurrar gritos,
y tú,
que siempre has abrazado tormentas pensando que eran fuentes,
que recuerdas la caricia pero no la herida,
que te repites que al principio el animal no tenía colmillos...
tú,
vuelves a caer en un golpe frontal contra la realidad,
vuelves a exponer tu corazón en una galería donde sólo entran los ladrones,
vuelves a confiar en la vida que no confió en ti...

Hay recuerdos que no hay que alimentar,
y hay momentos en los que no hay que recordar.


viernes, 8 de febrero de 2019

No me pidas ser mar si no te quieres mojar

Me quito la venda de nuestro juego de ciegos,
observo el camino recorrido y solo veo círculos,
veo distancia sin avance,
progreso sin crecimiento,
veo ganas pero sin saber de que.

Me aparto de tu playa,
ya no quiero ser mar...
pero tu marea no me deja huir,
me quieres preso de tu paraíso,
como un barco en una botella,
tú,
que ni siquiera quieres mojarte.

Busco en mis paredes,
tratando de separar proyecciones de realidades,
tratando de abstraer tus ojos de tu mirada, 
pero vuelvo a caer en un bucle de fantasías,
aferrándome a promesas que sé que no se mantienen,
a caricias hechas por casualidad,
a palabras que en verdad no forman mi nombre...

¿Por qué en los cuadros que pinto, los imposibles tienen colores más vivos?
Siempre al borde del precipicio,
pero siempre en los dos lados,
en el de la duda y el abandono,
y en el de te busco y te lucho.

¿Hasta dónde llega un corazón?
¡Qué voy a saber yo si ni siquiera soy dueño del mío!
Otra victoria aplastante de una derrota previsible,
otro punto para la desconfianza a confiar a ciegas,

otro golpe para los que pensamos que el amor debería ser sencillo...

miércoles, 2 de enero de 2019

Pequeña flor de invierno

Llegaste en pleno invierno,
te abriste hueco por donde yo no pude verte,
y sin darme cuenta,
empezaste a formar parte de mi.

Me acostumbraste a tu paso doble,
a tu asombro constante,
a tu risa por nada,
y a tu particular manía de inventarte nuevas palabras.

Poco a poco fuiste abrazando mi invierno,
metiendo toda mi nieve en un tazón de azúcar,
para después disolverla en el café de los domingos,
y en el postre,
compartimos tu primavera.

Si es verdad que el negro es la ausencia de color,
entonces diré que me regalaste mil colores,
siempre a tu forma,
siempre sumando.

“Ojalá tener alas para poder volar” te dije un día compartiendo mis sueños,
“Para volar no se necesitan alas si sabes con quien alzar el vuelo” me respondiste con una media sonrisa,
y cogiéndome de la mano me enseñaste a elevarme sin llegar a moverme,
y así,
juntos,
recorrimos ríos, 
montañas 
y continentes,
todo esto,
con la fuerza de un solo abrazo.