miércoles, 26 de septiembre de 2018

El náufrago y la sirena

Me separaré de nuestro abrazo sin tocarte,
me elevé, y empecé a mirarte desde otro prisma,
empecé a mirarnos desde otro cristal.

Yo llevaba un naufragio surcando mis venas,
atrapado en un tiempo que no era mío,
en un grito de mi cabeza,
en un sueño convertido en pesadilla.

Tu llevabas terciopelo en las manos,
y tus ojos me miraban sin complejos,
eras luz,
y tus palabras se acercaban sinceras a mi encuentro.

No encontraba supervivientes para tripular nuestra historia,
eras el desenlace previsto después de mi tormenta,
el aceite que busco para sanar mis heridas,
pero no la cima para mis sueños y metas.

Descansaba en ti,
y tú vivías en mi.

Pero yo no era luz de tu noche,
ni tú incendio de mi sangre,

Yo no era abrazo de tu frío,
ni tú suspiro de mi aire.

Te besé en el último verso,
e inicié un adiós de dos sílabas,
crecerás más alto sin mi techo,
y yo me recompondré sin huidas.


martes, 25 de septiembre de 2018

Mi propia debilidad

Algo en ella sabe a libertad,
te hincha los pulmones,
y te adormece el corazón.

Algo en ella te engancha,
te levanta y te deja caer,
es incontrolable y tan perfectamente imperfecta.

Ella es la primavera de mi balcón,
y la autora de mis virtudes.

Ella es cada coma de mis versos,
cada nota en la guitarra,
cada sonrisa de mis días,
y cada suspiro de mi boca.

Ella es el primer rayo que anuncia un arcoíris,
y es la lluvia que me limpia la piel.

Ella es la respuesta sin saber la pregunta,
y el silencio que entiende lo que pienso.

Ella es el sonido del mar,
el calor del sol,
y el brillo de la luna.
Pero también el poder de una tormenta,
y la libertad del viento.
Es incontrolable,
y a la vez tan mía.

He desnudado mi orgullo por ella,
y viendo mis defectos me ha vuelto a abrazar,
dando calidez a mis heridas,
dando reposo a mis dudas.

He dormido en su playa al son de sus olas,
y he visto Venecia a través de sus ojos.
He besado sus manos que me abren camino
y he dormido en su pelo acunado como un niño.

Me gusta respirar sus mañanas,
y compartir sus sueños.
Contemplar su belleza
y enamorarme de su alma.
Abrazar su figura,
y querer vivir ahí.

Ella es,

y con eso me basta.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

La vida envuelta en prismas

Me contaron que los problemas son piedras que te pone la vida,
que son golpes que te hacen caerte,
y te caes para hacerte más fuerte,
y te caes para levantarte,
y que todo esto se llama “experiencia”

Pero he descubierto otra forma de verlo:

Tenemos un corazón con muchos prismas y lados posibles,
la mayoría desconocidos,
bastantes con heridas,
y algunos controlados.

Y los problemas son espejos que nos muestran nuestra realidad,
nos hacen vernos en los diferentes prismas,
y pueden pasar varias cosas:

Si son desconocidos nos costará encontrarlos,
pueden estar ahí pero no los vemos por miedo a aceptarlos.
Pero en el caso de verlos,
el problema no está en superarlos,
sino en descubrirlos,
y así descubrirnos,
en aceptarlos,
y así aceptarnos.

Si tienen heridas nos costará mirarlos,
pueden estar ahí y nosotros intentar huir,
pero siempre estarán ahí,
o podemos abrazarlos,
curarlos,
y así curarnos.

Si los tenemos controlados será más fácil,
pero no hay que equivocarse,
no hay que vivir pensando en solucionar la vida,
sino tener paciencia,
y estar abierto a conocer un poco más,
y así conocernos un poco más.

Y esto es la vida,
una carrera hacia dentro,
un descubrimiento constante,
una aceptación continua,
una humillación esporádica,
un realismo de los límites,
una capitulación de lo defectos,
y un agradecimiento de las virtudes.

Y esto es la vida,
no es resolver y destacar,
sino aceptarse con humildad.