jueves, 29 de mayo de 2014

Bienvenido




Mirando con interés la casa del vecino,
asomado por un seto mal cortado,
parece que se fue hace ya un siglo,
o tal vez nunca haya llegado.

Observo detenidamente cada maceta del jardín,
intento mirar a través de las ventanas,
me pregunto si aquel hombre era feliz,
o si sus fantasmas le atormentaban.

En su felpudo está escrito "bienvenido",
es como si siempre me hubiese esperado,
ahora no se si seguir mi camino,
no se si tenia que haber entrado.

Me topo con un gato que me mira desafiando,
aguanto la respiración para no gritar,
entonces me doy cuenta de que solo esta jugando,
que necesita alguien en quien confiar.

Me quedo con su pez, su tortuga y su gato,
con algún que otro sueño y metas no cumplidas,
que más dará si está en el otro lado,
que acabe yo de vivir su vida.

Me despido con un gesto de la casa,
ahora tengo una misión que hacer,
yo, como su ángel de la guarda,
tengo que terminar su papel.

lunes, 26 de mayo de 2014

Correr




Hay gritos que te cogen por las manos,
te aprietan aún cuando no puedes más,
y aunque trates de huir hacia cualquier lado,
sabes que esa sombra te seguirá.

Primero empieza dentro de un suspiro,
mientras te va creciendo por las venas,
entonces va matando todo lo que estaba vivo, 
y tú apenas lo aprecias.

Empiezas a odiar el mundo,
sin saber por qué motivo.
En la garganta te cuelga un nudo,
porque nada tiene sentido.

Ya sólo te queda correr,
huir del dolor y de los pensamientos,
correr sin dejarte morder, 
por tantos perros hambrientos.

Escaparte a un desierto de papel,
que has dibujado en tu mente,
allá donde puedas ver,
lo que de verdad tienes enfrente.

miércoles, 21 de mayo de 2014

El secreto de la luna





Donde no llega la luz,
yo escondía mis palabras.
El cielo allí no es azul, 
el lugar de mis fantasmas.

Y la luna, buena amiga,
como luna sospechaba, 
así que se fue un día,
a destapar mis palabras.

Vio que yo estaba enamorado,
sin querer yo admitirlo.
Algo me había deslumbrado,
a mí, el rey del exilio.

Fue a buscar a dicha dama,
para contarle lo ocurrido,
aunque no esperaba,
que fuera un "no" definitivo.

Me convenció para que luchara,
diciendo que no estaba perdido,
y desde entonces cada mañana
escribo al amor no correspondido.

Guardando la esperanza
en un cofre color oro.
Aunque mi vista esté cansada,
sé que sin ella todo sabe a poco.