Algo en ella sabe a libertad,
te hincha los pulmones,
y te adormece el corazón.
Algo en ella te engancha,
te levanta y te deja caer,
es incontrolable y tan perfectamente imperfecta.
Ella es la primavera de mi balcón,
y la autora de mis virtudes.
Ella es cada coma de mis versos,
cada nota en la guitarra,
cada sonrisa de mis días,
y cada suspiro de mi boca.
Ella es el primer rayo que anuncia un arcoíris,
y es la lluvia que me limpia la piel.
Ella es la respuesta sin saber la pregunta,
y el silencio que entiende lo que pienso.
Ella es el sonido del mar,
el calor del sol,
y el brillo de la luna.
Pero también el poder de una tormenta,
y la libertad del viento.
Es incontrolable,
y a la vez tan mía.
He desnudado mi orgullo por ella,
y viendo mis defectos me ha vuelto a abrazar,
dando calidez a mis heridas,
dando reposo a mis dudas.
He dormido en su playa al son de sus olas,
y he visto Venecia a través de sus ojos.
He besado sus manos que me abren camino
y he dormido en su pelo acunado como un niño.
Me gusta respirar sus mañanas,
y compartir sus sueños.
Contemplar su belleza
y enamorarme de su alma.
Abrazar su figura,
y querer vivir ahí.
Ella es,
y con eso me basta.
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