miércoles, 12 de septiembre de 2018

La vida envuelta en prismas

Me contaron que los problemas son piedras que te pone la vida,
que son golpes que te hacen caerte,
y te caes para hacerte más fuerte,
y te caes para levantarte,
y que todo esto se llama “experiencia”

Pero he descubierto otra forma de verlo:

Tenemos un corazón con muchos prismas y lados posibles,
la mayoría desconocidos,
bastantes con heridas,
y algunos controlados.

Y los problemas son espejos que nos muestran nuestra realidad,
nos hacen vernos en los diferentes prismas,
y pueden pasar varias cosas:

Si son desconocidos nos costará encontrarlos,
pueden estar ahí pero no los vemos por miedo a aceptarlos.
Pero en el caso de verlos,
el problema no está en superarlos,
sino en descubrirlos,
y así descubrirnos,
en aceptarlos,
y así aceptarnos.

Si tienen heridas nos costará mirarlos,
pueden estar ahí y nosotros intentar huir,
pero siempre estarán ahí,
o podemos abrazarlos,
curarlos,
y así curarnos.

Si los tenemos controlados será más fácil,
pero no hay que equivocarse,
no hay que vivir pensando en solucionar la vida,
sino tener paciencia,
y estar abierto a conocer un poco más,
y así conocernos un poco más.

Y esto es la vida,
una carrera hacia dentro,
un descubrimiento constante,
una aceptación continua,
una humillación esporádica,
un realismo de los límites,
una capitulación de lo defectos,
y un agradecimiento de las virtudes.

Y esto es la vida,
no es resolver y destacar,
sino aceptarse con humildad.




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