viernes, 28 de noviembre de 2014

Caos




No tenemos palabras que descarguen nuestras balas,
agua que rebaje la intensidad del fuego.
Esa bomba que crece en nuestras entrañas,
que hace que en tu cabeza los pensamientos no estén quietos.

Estrés, angustia, tierra con saliva;
gritar, vencer e izar la bandera;
en el laberinto romper las paredes en busca de salidas;
andar desnudos aunque a veces llueva.

Rejas, luz solo por una esquina;
calor, humedad, se te pega en los huesos;
miedo en el aire y la gente lo respira;
se están volviendo locos los que decían ser cuerdos.

Polvo de estrella guardado y nadie tiene la llave;
corazas, armaduras, pistolas de una bala;
no se oye nada, da igual que alguien hable;
y cuando todos escuchan entonces el silencio calla.

Tinta sin papel, pluma sin sus versos;
ganas de correr pero no hay nunca espacio;
si ves la campana siempre es demasiado lejos;

me retiro ahora, pero cada vez más despacio.

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