viernes, 20 de abril de 2018

Sin trincheras ni munición

Me metí en tu trinchera olvidando la munición,
te declaré una guerra de besos, 
sin armas,
sin dudas,
nosotros.

Bajé la guardia descansando en tus brazos,
te entregué mi bandera y alcé la nuestra,
no existían los enemigos,
así que me fui desnudando.

Te enseñé mis heridas,
mis miedos,
me hice vulnerable ante tus ojos,
pero eras tú,
no había problema.

Empecé a construir a tu alrededor,
poniendo mis tesoros a tus pies,
y pintando mis sueños con tus manos.

Entonces llegaron las balas,
de repente nuestra trinchera perdía su color,
pero estábamos los dos,
no había problema.

Pero un día desperté y ya no estabas,
te llevaste mis tesoros y mis sueños,
e hiciste grandes mis fantasmas. 
Todo lo que había construido se vino contra mi,
y todo llevaba tu nombre.

Y ahora no temo el dolor ni el rencor,
no me preocupan las heridas que me dejan sangrando,
ni los recuerdos que llevan tu olor.

Me preocupa no saber olvidarte,
no recuperar todo lo que te di,
ya que mis tesoros están grabados con tu nombre,
y mi corazón viviendo en tu maleta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario