miércoles, 13 de junio de 2018

El despegar de los aviones

Te escribo en este folio,
porque es la única forma de hacer que vuele el “adiós” que nos faltaba...
Llámale decencia o cobardía,
pero creo que nuestra historia se merece un funeral con brindis.

Me encantaría empezar diciendo que te echo de menos,
que a pesar de las balas me seguiría poniendo en primera fila en tus guerras,
que te pienso y te sueño, y en eso consisten mis días,
que los bordes de mis ojos se han dedicado a buscarte y llorarte en todas partes,
y que ahora que he aprendido el guión me gustaría interpretar la obra contigo.

También te podría decir que te he odiado en todos mis poemas,
que el recuerdo de nuestros sueños se me clavaba hasta hacer sangre,
que me dejaste como un náufrago sin bote salvavidas,
que para aprender a olvidarte tuve que empezar de cero todos los caminos,
y que te llevaste confidencias y besos que no eran para ti.

Pero he decidido no decirte nada,
no por buscar un silencio que invite a huir de los problemas,
sino por cuidar mi reino del que soy el único rey,
porque al quererme a mi mismo he aprendido que no tengo nada que hablar,
sino que el viaje es ahora hacia dentro.

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