Quería decirte que yo no era el causante de tu dolor,
quizá más bien el afectado,
o la víctima,
de cuando el agua llegaba a tu cuello,
y en vez de nadar y buscar refugio,
te dejabas sumergir,
y me llevabas a mi contigo.
Que siempre buscabas excusas en mis miedos,
y arremetías con tus dudas,
y mientras yo,
un ser imperfecto,
te miraba sin comprender desde el suelo,
mientras me hablabas con balas que no venían del amor.
Quizá quise descubrirme demasiado pronto,
me deshice de mis escudos,y te mostré mis flaquezas,
pensando que eras mi aliada te hice participe de mi viento,
pero el confiar a ciegas no es una apuesta segura,
y resultaste ser enemiga.
No hay mucha diferencia entre abandonar y dejar ir,
en ambos los silencios se clavan,
y al final son los que más ruido hacen.
Y tú,
mientras yo vivía en una nube,
trazaste un plan en el que yo no participaba,
decidiste tu futuro,
mi futuro,
nuestro futuro.
Ojalá decirte que me dejaste roto con mil respuestas,
pero mis preguntas se quedaron huérfanas,
y tus respuestas hicieron huelga.
Me quedé en tierra sin ningún adiós en los bolsillos,
los aviones ya volaban y se habían olvidado de mi,
no sé si te herí,
no sé si te amé,
no sé qué pasó.
Lo que sí sé es que en mi casa existe la paz de los que lo han intentado,
y que pienso volar,
volar tan alto,
que tu recuerdo estará más cerca de la tierra que del cielo de mis sueños.
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