miércoles, 31 de octubre de 2018

A ti inmigrante

A ti que la vida te enseño sus colmillos, 
atandote sin otra opción a tus limitaciones,
enseñándote el reverso del cuadro de la belleza,
difuminando la esperanza,
poniéndote de rodillas con la incertidumbre atada a los tobillos.

A ti que el humo se coló por tu ventana,
que tus días son supervivencia,
manos callosas
y hambruna constante.

A ti que tus ojos lo han visto todo,
y que yo en ellos veo dolor,
que tu espalda se contrae
por todos los sueños que se han roto sobre ella.

A ti que has salido invicto del abrazo de la muerte,
que has caminado aún sin ver donde pisas,
a ti te envidio por tu amor de cristal.

Porque abrazas sin dobleces,
porque amas sin peros,
porque trabajas por los que quieres,
porque no tienes tiempo para miedos.

Porque tienes el honor tatuado en la frente,
porque aunque agachas la cabeza levantas el corazón,
porque aunque sufres el sabor de la injusticia,
sabes de la justicia del amor,
y aunque el mundo te haya dado la espalda,
sé que el cielo te espera con los brazos abiertos.









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